Amigo mío.

| lunes, 26 de octubre de 2009 | |

Corríamos, riendo, con nuestros rifles en la espalda. Nos tumbábamos en el suelo, apuntábamos y les manchábamos las camisas a la gente que nos parecía demasiada encerrada en su atuendo.
Siempre nos gustó la idea de ser soldados y con la adquisición de estas réplicas de L96 que disparan pintura estamos lo más cerca de llegar a ser francotiradores. Sí, no son letales, pero nos matan de la risa las expresiones de esas ejecutivas de taco y maneras "High Born".
Dame la mano, hermano mío, y corramos. Sí, corramos y saltemos ese edificio. Me miras con miedo, pero lo hacemos igual. Nuevamente cuerpos a tierra y a disparar.
Se acabaron todas las balas de pintura. La gente en la calle mira con odio las manchas amarillas, azules y rojas en sus ropas de oficina. Nosotros nos sentamos, con un cigarrillo en una mano y un vaso de ron en el otro. Recordamos andanzas de cuando éramos más jóvenes, de épocas escolares. Recordamos parejas pasadas, recordamos fiestas juntos. Siempre fuimos hermanos, aunque tu seas rubio y yo moreno. Aunque tus padres sean distintos que los míos. Me miras, hermano. Veo tus ojos y en ellos hay lágrimas. Te doy una palmada en el hombro y explotas en llanto. Me empujas, me abrazas. Me tomas con fuerza y preguntas, en un grito desgarrador, por qué la vida es tan injusta. Te respondo, hermano mío, que no es así. La vida me hizo feliz junto a mi mujer, junto a mis hijos, junto a mis hermanos de verdad y junto a ti. Entre sollozos me preguntas cuanto tiempo me queda. A lo más, dos meses. "¿Qué haré cuando no existas?" me pregunta. La respuesta es más que simple: "recuerda este día y cuéntaselo a nuestra gente. Diles que amé cada segundo de vida, cada segundo con ellos, cada segundo con nuestros amigos, cada segundo contigo. Diles que disfruté a concho estar acá, que tuve la suerte de conocerlos a cada uno de ellos".
Nos conocimos cuando teníamos 4 años. Desde ese entonces eres mi hermano. Y acá estoy, en un espacio reducido, oscuro, bajo tierra, pero siempre soñando y recordando nuestras andanzas.