Frió, sensaciones, sueños, 20 años menos.

| viernes, 26 de junio de 2009 | 0 comentarios |
Despierto, con ganas de seguir en cama; mi cuerpo no da más. Lo obligo a desafiar la gravedad. Maldigo a todo el mundo y camino hacia la ducha. Mientras cae el agua me imagino ahorcando a alguien. Lo disfruto, lo siento tan real... abro los ojos y veo con miedo que tengo los brazos estirados y las manos engarrotadas de rabia, una rabia que va sin dirección aparente.
Me siento en la mesa para desayunar y los gritos de mi abuela me vuelven loco. Tomo un cuchillo y se lo clavo en la garganta, mientras mi madre comienza a gritar. Salto sobre ella y le rompo un brazo. Vuelvo a la realidad: mi abuela sigue gritando, porque el pan se está quemando. Las quedo mirando y parto, camino hacia la U.
Mientras me muevo hacia la estación del Metro alucino con armas de precisión y muerte a distacia de la gente que pasa. Agito mi cabeza y me obligo a volver al mundo real.
Estoy en la universidad, caminando hacia la facultad de química y biología. De mi pantalón saco 2 pistolas y comienzo a disparar, procurando que cada bala impacte en la cabeza de las víctimas. Veo que la gente comienza a correr y yo, extasiado por este festín de carne y sangre, los persigo, les doy caza. Te veo de frente. Sí, ahora es la oportunidad de vengarme, de limpiar mi nombre. Te golpeo la cara con la culata de la escopeta. Caes. Sangras, espasmos de éxtasis recorren mi cuerpo... rápidamente trato de entrar a la realidad, sacudiendo mi cabeza y pestañando.
Tomo el Metro camino a mi casa. Mientras escucho algún tema de mi iPod sueño con reventarle la cabeza al niño frente a mi, porque no para de hablar. Disfruto la sensación, disfruto la imagen en mi cabeza.
Ya en mi casa y con el PC prendido busco algo para despejar mi cabeza. Sí, han sido muchos los días en que ideas de este tipo me invaden. Sé que nunca haría algo así (a menos que no sea penado).
Mejor me voy a dormir. Cerrar los ojos y dejarse llevar. Sueño que las encierro en un auto ubicado en las lineas de un tren que se me hace conocido. Veo como el tren hace añicos los cuerpos, mientras como los músculos de tu brazo. Y esa sensación de frío invierno atenuado con una manta me envuelve. Y me gusta. Me hace recordar mi niñez.