Gloria al Pulento.

| sábado, 1 de mayo de 2010 | |
Y entró, con la mayor de las confianzas, a territorio enemigo, sin llevar ningún arma. Se acerca el jefe de la banda, apuntándolo con su Glock 17.

- Tu arma no me asusta -dijo el invasor- pues el de arriba me protege.
- Imbécil, en esto de las drogas no existe Dios - dijo el otro tipo, poniendo el cañón en la cabeza del visitante.
- El de arriba te castigará - gritó desafiante.
- ¿Seguro? - díjole, sacando el seguro.
- ¡GLORIA AL PULENTO!

Se oye un estruendo gigante. El hombre con la pistola cae al suelo, con el cráneo hecho añicos. En el techo de un alto edificio un tipo con una Bar 10 humeante todavía, luego de disparar.

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