Historia (NO) vinosa.

| sábado, 22 de mayo de 2010 | |

Recuerdo cuando, estando en Las Condes, escuchaba sus historia, todas cercanas al Club Hípico y redes sociales con apellidos vitivinícolas. Mi imaginación, en tono sepia, me llevaba a aquellas andanzas, de palabras bien marcadas y lenguaje inmaculado. Y me pasó lo que, justamente, me pasaba en el plano real: cierta repulsión, cierto resentimiento social. Todo esto cambia, claro, cuando la Historia de Chile no la cuentan de Plaza Italia para arriba, sino que de sectores tan emblemáticos como La Legua o la extinta Musa.

Cuando se juntan la Gloria y el Rena con mis abuelos, mi mente vuela. Me los imagino yendo a esos cines, llevando un cajón para sentarse. Veo a esas 2 mujeres, en ese tiempo jóvenes, caminando por La Legua, tomándose una pilsen con unos feriantes. Imagino al Pelado y a mi tata, solos en la casa, organizando una reunión social, llena de humo y carne de chancho. Imagino sus andanzas como un cuarteto del terror, tal como nosotros lo hacemos; parejas saliendo, viviendo el mundo de una manera más arriesgada.

¿Por qué prefiero una versión de la historia llena de tierra, sudor y sangre, ante un versión totalmente cinematográfica? Porque la primera es, simplemente, la verdadera.

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