Te conocí cuando cursaba sexto básico. Tu eras una testigo de Jehová estereotípica y yo un ateo recalcitrante. En ese tiempo peleábamos por todo y, para variar, el curso entero te molestaba.
Pasa el tiempo. Actualmente tienes un hijo de 5 años y 2 matrimonios a cuestas. Insultas más que yo cuando me enojo, siendo que antes ni el típico "hoyudo" hacías.
Te pregunté por tu Dios y la respuesta me sorprendió: "por ahí debe andar".
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