Pero no todo estuvo perdido estas vacaciones. Gracias a mi amiga Caro fui a ver a Walls Of Jericho.
Lo que NO pasó estas vacaciones.
Mala suerte la mía, por un lado: gracias a la falla hepática no pude comer carnes rojas. Sí, más que el copete, más que el carrete, lo que me pegó más fuerte fue no poder disfrutar esos cortes de vacuno y su sabor sanguinolento camuflado por el fuego y el humo. Veía como mi familia comía y comía y para paliar esas ansias de saltar sobre su plato tomaba jugo. Para peor, el Basti, mi hermano, en un bingo se ganó un Mango Sour. No soy bueno para tomar (la gente que me conoce sabe), pero aquel brebaje es un manjar.
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